LA RIOJA.- El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de La Rioja condenó ayer a prisión perpetua a los represores Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella por el asesinato de monseñor Enrique Angelelli, llevado a cabo durante la última dictadura militar.
El tribunal estuvo integrado por los jueces José Camilo Nicolás Quiroga Uriburu, Carlos Julio Lascano y Juan Carlos Reynaga, (Juez federal de Catamarca). La lectura de los fundamentos de la sentencia se difirió para el próximo 12 de septiembre, a las 9.30.
Una vigilia organizada por el Obispado de la Rioja a cargo de Marcelo Colombo, se llevó a cabo desde la tarde de ayer para “esperar en oración” la lectura del veredicto.
El secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda, quien representa al Estado en la querella, había manifestado que esperaba que se aplicara la pena perpetua a los represores.
“Lo más importante de la culminación de un proceso judicial de esta naturaleza es haber llegado a la resolución de un episodio trágico, que tuvo en vilo al país y a las víctimas a la comunidad eclesiástica. Fueron más de 30 años esperando que la Justicia eche luz por este episodio dramático que se llevó a uno de los mejores hombres que tuvo la Argentina”, sostuvo Fresneda.
Menéndez y Estrella, enjuiciados por la muerte del obispo de La Rioja Enrique Angelelli en 1972, insistieron con la versión oficial de la dictadura de que el religioso murió en “un accidente” de tránsito y proclamaron su inocencia.
Al pronunciar sus últimas palabras antes del veredicto que ayer a la tarde dictó el Tribunal Oral Criminal Penal riojano, Menéndez reiteró la hipótesis del vuelco de la camioneta que conducía Angelelli: “Fue un accidente completamente fortuito”, dijo y descartó que haya sido un atentado.
Estrella intentó abundar en el recurso defensivo de su ex superior dentro de la jerarquía castrense pero cometió un lapsus lingüístico al hablar de “el lugar del crimen” ante lo cual, de inmediato, corrigió el discurso y sostuvo “en el lugar del accidente”. Además, Menéndez aseguró: “Yo no tuve nada que ver con la muerte de Angelelli. Soy inocente” y cuestionó el proceso al quejarse de que “vine a informar lo que sabía del accidente, que es nada, y terminé siendo el autor. Todo sin ninguna prueba”.
Angelelli murió el 4 de agosto de 1976 cuando conducía su camioneta de regreso desde Chamical, adonde había asistido a una misa de homenaje a dos curas y un catequista asesinados, y a la altura de Punta de los Llanos, sobre la ruta 38, el vehículo volcó. El sacerdote Arturo Pinto, quien acompañaba a Angelelli en el viaje, quedó inconsciente por el golpe, y luego relató que el vehículo fue cruzado por otros dos automóviles hasta que lograron hacerlo volcar.
Angelelli sobrevivió al vuelco y su cuerpo quedó tendido en el pavimento, donde un rato después murió. Algunas versiones dan cuenta de que habría sido rematado a golpes en la cabeza en esa agonía. (DyN-Télam)